LA CEREMONIA RITUAL TOTONACA

GRUPO ÉTNICO UBICACIÓN GEOGRÁFICA (ESTADOS) NOMBRE ESPECÍFICO DE LA CEREMONIA FECHAS USOS, RITUALES FESTIVOS Y SOCIALES
Totonacas
Región de Papantla en el estado de Veracruz (costa y sierra), Sierra Norte de Puebla y algunos municipios del estado de Hidalgo.
Kgosni (Volador)
Asociadas con los ciclos agrícolas, el equinoccio de primavera y las fiestas patronales.
La Ceremonia es un rito de merecimiento. Con su celebración obtienen prosperidad, buenas cosechas y larga vida. Toda la comunidad se prepara espiritualmente. Los Voladores se convierten en intermediarios entre las deidades y lo terrenal.

La Ceremonia Ritual de Voladores es una verdadera obra de arte que sintetiza el significado de Litutunakú: el “ser totonaco”. Reafirma la identidad grupal y la conciencia de continuidad de las etnias practicantes, -ya que se asocia al ciclo de la vida-, expresa una visión del mundo presente y pasado, y expresa la necesidad de mantener relaciones de armonía y respeto con la Naturaleza.

La Ceremonia Ritual de Voladores se realiza durante fiestas patronales, y/o en los carnavales, en los solsticios y equinoccios, en las festividades de los muertos y en ceremonias asociadas con la siembra y la cosecha. La etapa de vuelo puede realizarse en cualquier momento con fines de exhibición, por lo que los Voladores constantemente deben mantenerse preparados física, mental y espiritualmente.

Es muy importante que los Voladores y la comunidad en su conjunto cumplan con el periodo previo de trabajo espiritual personal (ascesis y purificación), ya que si durante el Ritual ocurriera un accidente se interpretaría como una mala señal.

Permiso y entrada al bosque

La Ceremonia Ritual de Voladores da inicio en el altar. Todos ofrendan a Malaná o dioses creadores del universo y a la máscara que representa al Dueño de la Danza. El altar es el Kilhtsukut o principio del camino ritual para llegar a donde los espera el Tsakatkiwi o palo volador.

A la entrada del monte, se coloca la máscara que representa al Dueño del Monte y se le ofrenda con incienso, tabaco, flores y aguardiente. Una vez concedido el permiso, el grupo de Voladores se introduce en el monte para danzar en torno al palo volador elegido.

Corte y arrastre

Comienza el chapeo donde realizarán la ceremonia, alrededor del árbol escogido; siempre acompañados de la música de la flauta. Al pasar cuatro días, regresan los danzantes y comienza nuevamente la ceremonia y la música; primeramente, se dan 12 hachazos comenzando un son llamado “del perdón”, terminada la danza se retiran purificados para luego proceder al corte definitivo.

Caído el árbol, más de 200 hombres –pues mide más de 20 metros- lo transportan hasta el lugar donde se enterrará. Antes de enterrar el palo se le viste con bejucos para formar las escalerillas por donde subirán los voladores; se le hacen los arreglos necesarios para realizar el vuelo.

Levantamiento y vuelo

Se introduce una gallina negra en el hoyo cavado previamente y se vierte una botella de aguardiente para consagrarse a los dioses y protegerse de cualquier peligro. Antiguamente, este trabajo se hacía por medio de la fuerza humana. Antes de iniciar el vuelo, se lleva a efecto una danza alrededor del palo para invocar al Dios del Viento, pidiendo perdón y protección.

El levantamiento del palo volador se hace a la manera tradicional: usando tijeras de tarro o bambú. El día de la Ceremonia, todos los participantes deben estar en gracia con Dios, pues el indígena no se ha olvidado de sus deidades protectoras autóctonas, en una mezcla de catolicismo y creencias originarias. Antes de comenzar el ritual, el caporal marca el inicio de la Ceremonia con la flauta y el tambor.

Los Voladores suben uno por uno. Estando arriba, se aseguran, amarrándose perfectamente a cada lado del cuadro; las esquinas representan los cuatro puntos cardinales. Instalados los cuatro hombres, sube el caporal, que lleva la flauta y el tambor sujetos a la cintura. Al llegar a la manzana (carrete), se sienta y dirige su mirada al oriente e invoca al Sol tocando sus instrumentos. Después, se inclina hacia atrás para mirar de frente al cielo y se dirige a todos los dioses, pidiendo protección para quienes realizarán el vuelo. El primer son es dedicado al oriente; el segundo, al poniente; el tercero, al norte y el cuarto, al sur.

Cuando termina esta invocación, el danzante se pone de pie en la pequeña plataforma, se endereza y se yergue majestuoso —a una altura de 25 o 30 metros—, dirigiéndose al oriente. Entonces inicia su baile, girando sobre la plataforma hasta quedar nuevamente frente al oriente, siempre acompañado por la música del “son de los cuatro puntos cardinales”. Una vez terminada esta parte del rito, el caporal se sienta, y los cuatro Voladores, seguros ya de la protección divina, se lanzan al vacío.

Esta importante ceremonia ha tenido algunas modificaciones; antiguamente se realizaba con verdadero esplendor, pero en esencia, sigue siendo la misma. Cuando llegaron los españoles, al celebrar las festividades de Corpus Christi, la religión católica parece haberse adaptado a las fechas de la gran celebración del Sol.

Traje del volador

El traje blanco indica pureza, dignidad, paz. El penacho, a pesar de ser circular, tiene una estructura de cuatro postes con terminación cónica; representa las cinco direcciones del universo. El abanico, los colores del arcoíris. La cola del pájaro quetzal algunos la relacionan con la diosa Venus, otro personaje asociado a la fertilidad. Los espejos, las estrellas y las cintas simulan la lluvia; el fleco amarillo, los rayos solares; el fleco blanco, los rayos de la Luna. Al unir los pectorales, el Volador forma el Sol; al unir el mandil, forma la Luna. El color rojo es el baño de Sol y, consigo, la energía que la Madre Tierra necesita para la concepción.
Los dibujos con bordados multicolores representan nuestro sueño de ver algún día la naturaleza pintada de mil colores.

El palo volador

Antes de sembrar el palo, se le ponen lianas, cuerdas o travesaños a lo largo para que sirvan de escalera y se prepara la punta para acomodar el mecanismo giratorio. Al levantarlo, la base se coloca en la tierra y se sujeta con cuñas y puntales. El mecanismo que gira consta de una pieza cilíndrica de madera (mortero o manzana), a la cual se amarra un marco de madera sobre el que se sientan los Voladores, con cuerdas entorchadas en el palo, y que empujan para mover la manzana al iniciar el vuelo.

  1. Tecomate, manzana o mortero: medio de transporte para llegar al inicio del cielo, la quinta dirección del universo. Después de la mitad, en color verde, la esperanza de un pueblo de que el pan no faltará en nuestras mesas. El color blanco significa purificación de lo terrenal a la exaltación divina. De la mitad hacia abajo, en color rojo todo lo que se degrada: “Tierra eres y en polvo te convertirás”.
  2. Cuadro o bastidor: representa un lugar para un semidios, cada uno en un punto cardinal.
  3. Mástil: es el falo que fecunda a la Madre Tierra, o la comunión del padre Sol y la madre Tierra.
  4. Trinquetes para el amarre de las cuerdas: es el ombligo.
  5. Liana o escalera: el vehículo de comunicación.
  6. Cables: son los cordones umbilicales. Conductores del semen o semillas que serán acogidas por la Madre Tierra, y continuación de la vida.

El altar

Por su forma de arco, representa la bóveda Celeste y se coloca en la misma ruta solar. En la parte baja se coloca la ofrenda de productos del campo no elaborados.

Para los Totonacas, la vivienda se sujeta con cuatro troncos principales, uno en cada esquina. El techo de palma con barba significa la bendición, es un lugar sagrado. Representa la imagen del mundo, en cuyo centro debe estar el puchaw o mesa de ofrendas, donde se ofrece a sus divinidades (imágenes) las bonanzas recibidas de ellas, colocando el agua, incienso, veladoras o sirios, comida regional y frutas.

Las mujeres participan en la Ceremonia Ritual de Voladores con la elaboración de los alimentos y bebidas que se ofrendan en el altar a los Dueños de la Danza, así como los destinados al Dueño del Monte cuando se le pide permiso para cortar el árbol.

Los sones

En el ritual de voladores existe una secuencia de sones que son primordiales para la ofrenda y petición a las deidades. El conocimiento se transmite primeramente mediante la imitación y posteriormente se fortalece la habilidad auditiva que permite reproducir los sonidos sin necesidad de ver los movimientos de las manos. Cada guía espiritual que lo realiza le da un toque propio. Generalmente los sones tienen el siguiente orden:

Son de la reverencia (ixtaskgolh matsankgena): se realiza ante la máscara el cual representa el dueño del monte/kiwikgolo, también se efectúa dentro de las iglesias en las festividades patronales, los voladores se ordenan en fila y el guía espiritual es el encargado de entonar este son.

Son del camino (ixtaskgolh tijia): una vez terminado el son de la reverencia el grupo se dirige hacia el palo volador, esta trayectoria es conocida como el son del camino, sólo cuando el guía espiritual lo indique los integrantes se cruzan en parejas hasta llegar nuevamente a su lugar.

Son del perdón (ixtaskgolh takilhputa): se ejecuta al pie del palo volador formando un círculo que representa al sol, la inclinación es la parte característica de este son, todos los integrantes van indicando con la posición de sus pies cada uno de los cuatro puntos cardinales.

Son de los cuatro puntos cardinales (ixtaskgolh likilhakgtati): es efectuado en la cúspide del palo volador, el guía espiritual es encargado de dirigirse a las cuatro direcciones del mundo (norte, sur, este y oeste) cada punto es indicado con un arqueo hacia atrás por parte del guía espiritual o caporal.

Son de la invocación (ixtaskgolh taskinit): representa el momento más cercano que hace el guía espiritual con la deidad solar pues este se encuentra de pie sobre la manzana o carrete. A través de la flauta y tambor, que interpreta al trino de las aves y el trueno viejo, se emite el mensaje a las deidades de que el hombre necesita de sus bondades.

Son del vuelo (ixtaskgolh Kgosni): representa la parte cumbre de toda la ceremonia ritual del volador, cuando el guía espiritual lo indica cuatro hombres descienden de los cielos convertidos en aves, realizan trece vueltas que juntos suman un total de 52 que representan el cierre de un siglo cósmico.

Al término de todo el ritual el grupo se retira en fila mediante el son del camino para regresar nuevamente al lugar de inicio.

Instrumentos musicales

Los aires o sones de la danza se interpretan utilizando dos instrumentos de origen prehispánico, cuyos sonidos emitidos y combinados de los elementos naturales, se convierten en lengua, en un medio de comunicación y al mismo tiempo en plegarias que van dirigidas a nuestro padre Sol.

Una flauta de pico de perforación triple se elabora artesanalmente con carrizo y se le llama también “instrumento del Sol”. La música de la flauta evoca los trinos de las aves del monte.
Un tambor pequeño de doble parche, hecho por los mismos Voladores, es la voz del trueno, réplica de los dioses.

Pensamiento y valores

La Ceremonia Ritual de Voladores reproduce las cinco direcciones de la Tierra, marca los cuatro puntos cardinales y traza cincuenta y dos círculos que representan cada año del siglo cósmico que se renueva, resultado de las trece vueltas que dan los cuatro Voladores.

Desde la cúspide del árbol cósmico que une el inframundo, la Tierra y el cielo, descienden cuatro hombres, cuatro pájaros, cuatro dioses. El ritual invoca a los dioses de los bosques, del viento, de la lluvia, del trueno y de las cosechas. El vuelo restituye el equilibrio, reinventa el ciclo vital del mundo, que perdura a través de la ceremonia.

En su versión integral, la Ceremonia abarca usos sociales, rituales y actos festivos, a pesar de que en el pasado, la espectacularidad de la etapa del vuelo fue un factor que coadyuvó a que sobreviviera a condiciones adversas, y en el presente, contribuye a su visibilidad.

Asimismo, se reitera que sus propósitos originales y esenciales expresan principios y valores propios de la cosmogonía indígena, tales como la comunicación con las deidades y la relación armónica con el universo y la naturaleza, así como los valores de la tradición, la purificación, el perdón, la participación comunitaria, etc. Y, finalmente, abarca también un interesante cuerpo de tradiciones y expresiones orales.

En épocas recientes, algunos grupos han accedido a presentar la Ceremonia en forma abreviada (el vuelo) para el deleite de los turistas, pero esto se debe, en parte, a la capacidad de adaptación de estas etnias. Por ejemplo, durante la Colonia , sus practicantes lograron fusionar el ritual con la religión recién impuesta, tal como se puede apreciar en el Códice Azcatitlán, en donde vemos a los Voladores ataviados con alas angelicales.

Por otra parte, algunas narraciones insertaron la figura de Cristo en sus propias creencias. Es importante acentuar que el vuelo es sólo una etapa de la Ceremonia, y que existe la preocupación de que el rito continúe practicándose al interior de las comunidades de manera integral.

El mito

La Ceremonia Ritual de Voladores expresa importantes mitos y concepciones del universo y de la naturaleza. En cualquiera de sus variantes, recrea un mito cosmogónico:

… si la danza se lleva a cabo en momentos coyunturales del cosmos, como puede ser durante los carnavales, el solsticio de invierno o al iniciar/finalizar un año agrícola, es decir cuando se precisa la renovación y fortalecimiento no sólo del mundo, sino también de la humanidad, y de los bastimentos, el gran falo vuelve a penetrar la tierra y provoca una gran fertilidad, por ello recrea un mito cosmogónico. En el instante en que «plantan» el árbol en el centro de la plaza del pueblo, en el centro del cosmos, se apuntala el mundo y una vez más, como en los mitos de origen, se separan los cielos de la tierra. El capitán de la danza, en el momento que levanta los brazos, renueva el axis mundi que está fijo en el ombligo de la tierra y se prolonga hasta el cielo; su gesto entonces tiene una significación cosmogónica.

Erguido en el ápice del mástil toca la flauta e imita el sonido primordial; con las reverencias hacia las cuatro partes del mundo, se adquiere la soberanía sobre las direcciones del espacio cósmico, con ello se domina el conjunto del espacio temporal y el movimiento del astro solar. Una vez recreada la cosmogonía, en el caso de aves, su vuelo puede interpretarse como el movimiento de los rayos solares, de las fuerzas calientes. Con su movimiento se reinicia el transcurso circular del Sol alrededor de la tierra. Y con el descenso de los seres relacionados con el inframundo, los seres fríos, aquellas criaturas que habitaron la tierra antes de la aparición de los verdaderos hombres, se vuelve a abrir ese espacio pletórico de fertilidad y se alcanza la renovación del universo completo. Con estos ritos se adquiere la soberanía sobre las cuatro direcciones del espacio y se domina el conjunto del espacio temporal (Nájera Coronado, 68-69)

Además, la Ceremonia está sustentada en una tradición oral importante que incluye leyendas, oraciones y diálogos de la época prehispánica, los cuales se han transmitido de generación en generación como elemento esencial de su identidad.

Éstos muestran la concepción prehispánica del universo y la forma en que ésta se ha adaptado a nuevas religiones y circunstancias. En ellas, encontramos la manera en que los Totonacas perciben y se relacionan con el mundo y con sus valores más profundos, tales como: recreación de mitos cosmogónicos, comunicación con lo divino, ofrecimiento y solicitud de los bienes de la naturaleza, lucha del bien contra el mal, fertilidad de la tierra que depende del merecimiento humano, etcétera.